Estos sitios conservan su historia en los rincones, fachadas y adoquines de las calles. Son lugares que representan y conservan perfectamente lo que fue estar en otra época. Tanto mexicanos como extranjeros viajan año a año, gozando de una escapada de un fin de semana en alguna de estas localidades, o buscando extender su estadía para disfrutar de un slow travel. Sencillamente porque a través de esta denominación el pueblo es revalorizado. Sí: viajar haciendo voluntariados, conociendo personas de cualquier parte del mundo, nutriéndose de otra cultura, y economizando la mayor cantidad de dinero posible.
Eso no cambia. Incluso 9 de cada 10 personas se sienten orgullosas de ser mexicanas. Es destacable que 1 de cada 10 mexicanos planea encarecer fuera de casa. Algunos de los guisados que se suelen hacer y que son representativos en estas fechas son los sopes, quesadillas, pozole, pambazos, tostadas, chiles en nogada, enchiladas, chilaquiles, pancita, mole y tamales. Los mexicanos mayores de 41 años son quienes destacan en el consumo de la mayoría de estos platillos patrios dentro de casa. El consumo de estos alimentos se da principalmente los fines de semana, debido al sabor, después al antojo y a la hábito. Aunque también destacan otros motivos como ser una ocasión especial.
Nos dispusimos a buscar nuestro hotel, había hecho yo una reserva en Booking, mi amiga me había dicho búsqueda algo así como un «hotel boutique» y reservé este que se veía bonito a un precio razonable, empero la verdad nunca imaginé con lo que nos encontraríamos. Se trataba de Villa María Cristina. Tan pronto llegamos, se acerca un ballet parking, veníamos transpiradas, con nuestro auto rentado acción un desastre entre antojitos de bencineras, latas de bebida, bolsas de papitas y demases y creo debe acaecer pensado «quienes son estas hippies». Quien nos recibió tras hacer el check in, nos hizo un tour, nos mostró el spa, el restaurant, la piscina y hasta una sala de cine con butacas «por si quieren ver Netfix», intentamos disimular el admiración. No porque no conociéramos hoteles similares, sino porque las descripciones y fotos de Booking sin duda quedaban cortísimas! Veníamos de Valle de Bravo y Peña de Bernalambos muy tranquilos. Guanajuato es una mezcla de arquitectura colonial, casitas de colores, callejones estrechos adoquinados, comida callejera, un festín para los sentidos. La preparación de los altares y estos tradicionales muñecos de papel maché Comimos algo en uno de los restaurantes alrededor de la ágora con una cerveza y el anteproyecto luego era participar luego de las «callejoneadas» que son típicas de Guanajuato.
