La poesía como una lectura, como la posibilidad de leer y como el hecho y la praxis de una lectura singular. Juego en y desde el lenguaje, que, al menos en parte y en instantes, deshace la condición mercantil y disciplinaria de la dupla discurso-lengua, entendida como conjunto de enunciados y reglas que conformarían argumentos e ítems —gracias a ellos, y en ellos, sometidos al mercado en que la información es transaccionada—. Por afuera de la apropiación de cualquiera de estos dispositivos por parte de los regímenes culturales de la burguesía una usurpación patrimonial en retroactivollamaríamos «poesía» a aquella parte de lengua que sobra del esfuerzo productivo, lo considerado contingente desde el punto de vista de un régimen de normatividad lingüístico dado. Se puede hacer higiene verbal con la poesía y las artes verbales, pero este proceso nunca pertenece al momento poético activo, sino a su desactivación, a su reconversión simbólica y cultural en por medio del discurso, esto es, a una subsunción de la poesía a su cualidad patrimonial institucional o, en términos del Nietzsche intempestivo, «monumental». La desalienación bien puede y, diríamos, casi debe acontecer a través de principios colectivos, pero su desenvolvimiento es una experiencia subjetiva, strictu sensu. El placer y la participación son imprescindibles en las experiencias alternativas de lenguaje que ofrece la poesía. Es aquí donde, a nuestro modo de ver, entra en juego la necesidad de la otredad, figurada como tropo del cambio y del encuentro, pero también practicada por la formación y ejecución verbal de la poesía, por ejemplo, de Rimbaud. Que casi ninguno de ellos dejara su nombre propio escrito en la historia, como sí lo hizo Arthur Rimbaud, no les excluye, como tampoco a nosotrxs al leerlo, de ese «yo» con el que comparten lengua y mundo. Una imaginación obtenida en el hacer —un hacer que vuelve al sujeto material de lo que hace— una obra ya no necesita computar ni ser fiel a la literatura y sus costumbres sino a la vida y sus aperturas.
Encuentro a Luisa Valenzuela. A veces es un camino sin salida, es una manera de tirarse a la piscina sin saber si hay agua, porque de golpe estoy empezando una locución con la intención de decir una cosa y el tomar alguna habla, digamos por la cola, una connotación diferente de la elegida me tuerce el camino y la trama se modifica; pero creo que son todas vías de conexión con el automático, esa forma del pensamiento donde efectivamente se estructura la historia. La «disponibilidad» parece toda una actitud enunciativa que contrasta con los temas de tu narrativa, es decir, la violencia, la represión, la censura. El asombro es lo que me da felicidad.
La campaña para «proteger a la familia» es impulsada por proyectos conservadores que tienen como fin imponer interpretaciones «tradicionales» y patriarcales de familia; quitando los derechos de las manos de sus miembros para ponerlos en las de la institución «familia». Los proyectos de «protección de la familia» tienen su origen en los siguientes fenómenos: el auge del tradicionalismo, el auge del conservadurismo cultural, social y religioso, y posturas hostiles a los derechos humanos de las mujeres, los derechos sexuales, los derechos de las niñas y los niños y los derechos de las personas con identidades de género y orientaciones sexuales no normativas. Hemos visto cómo el lenguaje regresivo sobre «la familia» se ha introducido en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de las Mujeres CSW, por sus siglas en inglés , y hemos asistido a intentos por incluir este lenguaje en las negociaciones sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Nuestro enfoque AWID trabaja con asociadxs y aliadxs para resistir conjuntamente las agendas regresivas de «Protección de la familia» y otras, y para defender la universalidad de los derechos humanos. En respuesta a la creciente influencia de actores regresivos en los espacios de derechos humanos, AWID se ha unido con aliadxs para formar el Observatorio de la Universalidad de los Derechos OURs, por sus siglas en inglés. OURs es un proyecto colaborativo que monitorea, analiza y comparte asesoría sobre iniciativas anti-derechos tales como la «Protección de la familia».
Evelyn Fox Keller, física, escritora y feminista estadounidense. Los mitos ayudaron a los seres humanos a explicar los fenómenos naturales y poseyeron siempre un eficacia de trascendencia, una dimensión emotiva, beata y espiritual que se expresaba simbólicamente a través de relatos. La habla mythos en la Antigüedad, posee así unas connotaciones emotivas y ficcionales; los mitos eran explicaciones del mundo no racionales, y por tanto no servían para explicar la realidad ni para acceder al conocimiento, aunque ni Platón ni Aristóteles consiguieron elaborar su Estoicismo sin recurrir a ellos. Tratan de lo desconocido; su función es ayudarnos a hacer frente a los conflictos humanos. En este sentido, los mitos han sido la base de todas las culturas humanas, porque han otorgado a la sociedad modelos de actitud y actitudes, han ofrecido héroes y heroínas que superaban situaciones difíciles con valentía, inteligencia, astucia o estrategias. Los mitos explicaban cómo se comportaban los dioses para permitir a hombres y mujeres imitar a esos seres poderosos, y así experimentar ellos también la divinidad.
Kate Richards. Penguin-Random House Australia, Selección por Kate Richards. Es otoño. La borrosidad exótica.