Este artículo ya fue guardado Para consultarlo en otro momento, visite su zona de usuario. Artículo guardado Para consultarlo en otro momento, visite su zona de usuario. Aunque pasaron cinco años para que pudiera contar esta historia, ya estoy dispuesta a hacerlo. Mi nombre es Rosmary Jiménez y nací en un pueblito llamado Acarigua. Muchos lo conocen como el granero de Venezuela. Casi todos los días entraba a las 7 de la mañana y a las 6 de la tarde salía de vuelta a mi casa. Llevaba cuatro años realizando mis estudios, estaba en séptimo semestre y solo me faltaba uno para poder graduarme. Pero en el mi futuro quedó en el limbo cuando anunciaron que la universidad debía cerrar temporalmente por la crítica situación de mi país.
A la noche era el momento en que buscaba. A veces cuando tenía una charla por Zoom, del trabajo, estaba tan harta que me ponía a mirar. Hace un par de años yo había empezado a usar Badoo, pero no prosperó. A fines de una compañera de trabajo me recomendó OkCupid. Pero… no sé… no veía que hubiera personas con ganas de concretar una cita. A mí no me interesa el sexo adventicio, ni tener sexo en la primera cita. Me interesa conocer a la persona.