Quienes padecen el trastorno de la personalidad por dependencia se caracterizan por un excesivo apego hacia otras personas, con rasgos de sumisión o adhesión, hasta el punto de presentar una necesidad constante y excesiva de esas otras personas se ocupen de ellos. Las personas dependientes tienen una necesidad patológica de ser cuidadas y protegidas por otras personas. Esto les hace desarrollar actitudes de sumisión hacia estas, ante el terror que les produce la posibilidad de ser abandonados. Otros rasgos comunes de las personas con dependencia son la timidez, la pasividad o la baja autoestima. Debido a estos factores, necesitan buscar una figura de protección. Esto evidencia que el factor genético resulta muy relevante a la hora de padecer este tipo de desorden. Factores sociales o educativos También se cree que la educación recibida en la infancia es una posible causa para desarrollar este desorden. Así, frecuentemente las personas dependientes han tenido unos padres sobreprotectores, quienes no les han estimulado a desarrollar una vida independiente. En este tipo de educación se resaltan los peligros potenciales de las decisiones adoptadas por el individuo; esto termina por dar lugar a una actitud pasiva, donde el dependiente no quiere salir de una zona segura, y busca que otra persona tome las decisiones y asuma los riesgos en su lugar.