Connect with us

Voluptuosas

La Esperanza del universo

Amante de los preliminares 558206

Incorporóse la muchacha, y la llama, que empezaba a alzarse, dorada, lamedora de la negra panza del pote, alumbró su cara redonda, bonita, de facciones pequeñas, de boca apetecible, de pupilas claras, golosas de vivir. Y si las gasto, no se las debo a ninguén. Y con eso merqué las medias. Ildara, apretando los dientes por no gritar de dolor, se defendía la cara con las manos. Era siempre su temor de mociña guapa y requebrada, que el padre la mancase, como le había sucedido a la Mariola, su prima, señalada por su propia madre en la frente con el aro de la criba, que le desgarró los tejidos. Cumplida la mayor edad, libre de la autoridad paterna, la esperaba el barco, en cuyas entrañas tanto de su parroquia y de las parroquias circunvecinas se habían ido hacia la suerte, hacia lo desconocido de los lejanos países donde el oro rueda por las calles y no hay sino bajarse para cogerlo. El padre no quería emigrar, cansado de una vida de labor, indiferente de la esperanza tardía: pues que se quedase él Ella iría sin falta; ya estaba de acuerdo con el gancho, que le adelantaba los pesos para el viaje, y hasta le había dado cinco de señal, de los cuales habían salido las famosas medias

Place a su numen, en las horas serenas, detenerse en la consideración de las exterioridades brillantes y graciosas; de las escenas amables de la biografía, de los aspectos del mundo mobiliario sencillos y risueños. Como pintor del paisaje, como poeta de la cuento, caracteriza a usted una nota de franco y vigoroso realismo. No búsqueda usted, en su infinita variedad de la Naturaleza, los cuadros excepcionalmente bellos, o excepcionalmente grandes, para pedir ilusoriamente de prestado a la magnificencia de los temas lo que de si debe dar la inspiración; ni demora usted, para cantarla, aquellos instantes en que a la contemplación de las realidades externas se asocia la derramamiento del sentimiento íntimo, que deja en ellas un reflejo de su luz o un toque de sus sombras, haciendo de la misma naturaleza confidente del alma que se acoge a su seno. Todo, en esa balada, me es singularmente grato: la realidad del sentimiento, la poética naturalidad de la expresión, hasta la forma versificación, el serventesio sencillo y elegante, que Campoamor substituyó con excelente acuerdo a la estrofa tradicional de la gesta en el Drama Universal y que es hoy, en poesía americana, copa de férvido y brillante lirismo, en manos del gran poeta de Méjico, autor de Gloria y de Sursum. En cuanto a mí, las traducciones poéticas me parecen cosa tan ardua e insegura como el acto de pasar de un pomo a otro la esencia etérea, sutilísima. Si La Prière pour tous no hubiera sido traducida al español por Andrés Adonis, apenas creería en traducciones. Traigo actualidad a cuenta esta meticulosidad, o, si usted quiere, extravagancia de mi gusto, para realzar la significación del aceptación que debo a usted al llegar a esta parte de su acción, y dar idea de la alucine que me merece el exquisito sentimiento con que ha interpretado usted la melodía arrobadora de la Lucía de Musset.

Click to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published.